Aunque son muchas las hortalizas de verano que alegran nuestras recetas, como la berenjena o el calabacín, sin duda la que atrae todas las miradas cuando llega el mes de junio y julio es el tomate. Rey de las ensaladas, también conquista paladares en formato líquido en gazpachos y salmorejos.
En salsa, encandila a los más pequeños en las pastas y arroces, y a los mayores con bacalao, albóndigas, calderetas, mejillones, etc. Como fondo para guisos y ranchos se convierte en imprescindible en los platos de cuchara y es base y toppings en las pizzas y tostadas.
Integrados dentro de las masas, como empanadillas o canelones. Asados al horno, ratatouille, rellenos y gratinados, etc. Podríamos seguir así a lo largo de las próximas páginas, pero ya hemos salivado suficiente. Vayamos al grano, o mejor dicho al fruto…